Desarrollar e integrar valores y emociones en actividades del centro
Lo planteamos como un trabajo de competencia emocional, SÍ, que ayude a formar personas más sanas, SÍ, capaces de hacer frente por sí solas a sus problemas (es decir, más autónomas) y de analizar los sucesos de su vida, TAMBIÉN, pero aún más importante, para desarrollar e integrar valores y emociones en actividades de centro como el subtítulo bien dice.
¿Por qué Emocionario y Valores de Oro?
Creemos y apostamos por estos libros por su sencillez y versatilidad, así como por la capacidad que tienen sus lecturas para poder interpretarse y acoplarse en cada uno de los niveles de Primaria (así también lo aconseja la editorial de 1º a 6º).
Descripción de la experiencia de una compañera con el “PROYECTO EMOCIONARIO”.
Porque me pareció un libro sencillo (a la vez que esencial) para tener en el aula e ir trabajando progresivamente con mis alumnos (y no, no me llevo ningún tipo de comisión). Y es compatible con cualquier otro programa de educación emocional o competencia emocional que pueda haber en el centro. Puedes trabajarlo con más o menos intensidad en función del tiempo del que dispongas, ya que mi idea es hacerlo dentro de mi horario habitual de clase (¡ya le encontraré un hueco!).
Compré el libro para mi hija mayor y nos encantó, así que quiero compartirlo con mis alumnos. La verdad es que la idea del libro me parece genial: un diccionario de emociones. ¿Cuántas veces hemos confundido una emoción con otra (por ejemplo, envidia y celos)? ¿O no hemos sabido expresar claramente qué sentimos? En fin, yo soy un poco “doña emociones”, pero conozco a más de un adulto bastante poco competente emocionalmente.
Pues para los niños es mucho más complicado todavía, porque tienen una dificultad añadida: el conocimiento lingüístico, el vocabulario, las palabras. Si el lenguaje nos permite manifestar lo que pensamos o sentimos, entonces desconocer determinadas palabras y su significado limitará en gran medida la gama de lo que podamos manifestar. Incluso es posible que nos limite en nuestra capacidad para comprender lo que pensamos o sentimos.
Y es que pensar y hablar, por más que no compartan origen, son dos actividades muy vinculadas. Con el itinerario “Di lo que que sientes” pretendo dotar a los niños de los recursos para identificar lo que sienten, para poder expresarlo de forma que los demás los comprendan y, así, aumentar su conocimiento de sí mismos.
La infancia es, probablemente, la mejor época de la vida para sembrar la esencia de la educación emocional y para trabajar este aspecto de nuestro ser. Esto ayudará a conseguir que los niños se conviertan en adultos saludables para sí mismos y para el entorno en el que viven. De ahí la necesidad de darles herramientas, porque en realidad sólo necesitan eso, todo lo demás, para ellos, es muy natural.